Monedas estables. ¿Amenaza al orden económico mundial o activo irrelevante?

Por 21 junio, 2022 No Comments

Conforme analizamos en los artículos sobre el Ecosistema Terra, las monedas estables pueden representar serias amenazas no solo para sus tenedores sino también para activos que estén vinculadas a ellas. Para quienes no tienen noción sobre estos instrumentos, recomendamos primero leer nuestro artículo sobre el Ecosistema Terra.

Las monedas estables son una representación sintética de monedas FIAT que tienen distintas formas de “garantizar” su paridad. A su vez, estos proyectos pueden estar centralizados (controlados por una entidad) o no. Uno de los puntos fundamentales que debe entender cualquier persona que opere con monedas estables es que las mismas NO son emitidas por ningún gobierno ni tienen su respaldo.

Esto quiere decir que la “paridad” que tienen estas monedas depende casi exclusivamente de la solvencia tecnológica y comercial de la empresa u ONG que está detrás del proyecto. Es importante estudiar el respaldo que cada uno de estos pruebe antes de decidir utilizar una moneda del estilo porque, como siempre, la garantía de que una moneda vale lo que dice que vale, es la confianza en su emisor. En este caso, el emisor de una moneda que dice que vale un dólar, no es el gobierno de Estados Unidos, sino una empresa que dice que tiene suficientes activos en reserva (por ejemplo), para hacer frente a la emisión de su moneda estable junto con el mercado.

Estos instrumentos plantean dos amenazas a la economía mundial: si son poco solventes y / o colapsan pueden generar grandes pérdidas económicas a sus tenedores e incluso expandir el efecto negativo a otros activos correlacionados, como pasó en mayo con el colapso de UST. Si, por el contrario, prosperan y proliferan estos instrumentos, ponen el jaque el poder real de menos de 200 Estados alrededor del mundo para digitar la política monetaria global, ya que dejan de estar en control excluyente de la emisión de “moneda” (concepto jurídico que quizás ya sea hora de revisar para determinar cuáles de estos nuevos activos entran en esta categoría).

Si bien todos los Estados incurrieron en políticas de emisión desmedidas a partir de la pandemia (superando ampliamente la emisión de monedas estables), lo razonable es que, mediante distintas medidas para controlar la inflación, ésta vuelva a estándares más normales (al menos en las principales economías del mundo). En el caso de los Estados, de una u otra forma, siempre encontramos información que nos permite hacer evaluaciones más o menos objetivas respecto al valor de su divisa. La paridad propuesta por las monedas estables está dada por algo menos comprobable que es, en primer lugar, la palabra de quienes manejan el proyecto. En este sentido, es acertada la afirmación que cuando uno compra una moneda estable “está comprando el riesgo del proyecto” (como si fueran acciones). Este riesgo es tanto el económico, como el tecnológico.

Si bien las empresas que están detrás de las monedas estables hacen grandes esfuerzos por demostrar transparencia y de qué están compuestas las reservas que respaldan sus monedas (incluso más que varios estados y algunas empresas), lo cierto es que no todas son empresas o fundaciones que estén reguladas o alcanzadas por agencias gubernamentales que hagan un seguimiento pormenorizado o auditoría de estos activos, por lo que en algunos casos, terminan siendo simples declaraciones de los dueños del proyecto. Esto es otro punto a analizar al momento de decidir en qué moneda estable confiar.

Aquí sí hay un punto de diferenciación importante entre las acciones de sociedades que cotizan en bolsa y una moneda estable. En teoría, la agencia gubernamental que regula un mercado de valores, establece controles y auditorías que dan certeza respecto a los activos declarados de los emisores de acciones. Esto en el mundo cripto no ocurre, dado que uno de los objetivos primigenios es desvincular la actividad económica de las potestades estatales.

 

Gran Bretaña

De acuerdo al medio digital Red Users, se encuentra en curso una enmienda a la ley británica que regula para monitorear e intervenir las monedas digitales y el Banco Central estudia lanzar una moneda digital (CDBC) propia y dejaría a la actividad de compra y venta de monedas estables bajo la órbita de las actividades bancarias. También se lanzará un NFT relacionado con activos de la realeza.

La novedad que trae que se encuentren bajo la órbita del Banco Central británico, es que el ente podría intervenir en caso que el valor que el valor de los sintéticos se separe de la paridad pactada (previniendo casos como los de UST). Una pregunta interesante es si se trataría de una lista determinada de monedas a las que el Banco Central podría hacer un salvataje o a cuáles de los proyectos podría mantenerles el “peg”; también hay que ver en qué momento intervendría, ya que los sistemas para mantener la paridad del proyecto deberían actuar en forma previa a la intervención pública.

Se especula con que la reforma pudiera incluir como medio de pago a las monedas estables. Que un centro financiero de la magnitud de Londres habilite a sintéticos no respaldados por bancos centrales para realizar pagos y transacciones, puede significar un cambio radical para los activos digitales.

Una experiencia (aunque más profunda, porque adoptó una criptomoneda como moneda de curso legal) como la de El Salvador no tiene ni punto de comparación con el impacto que podría generar este cambio. Después de todo, la economía salvadoreña es chica en comparación y tiene otro tipo de problemas estructurales.

 

Japón

Las dos preocupaciones antedichas (que tengan “demasiado éxito” o que colapsen) derivan en un creciente interés por varios Estados por regularlas; y lo ocurrido desde mayo de 2022, les da la razón. Ya desde marzo, Japón se encuentra en un plan para aumentar la regulación crypto, recomendamos leer el artículo de Bank Magazine que lo anuncia. El primer punto que se define es que las exchanges para el intercambio de criptomonedas estarían alcanzadas por la normativa bancaria. La justificación es evitar maniobras que pudieran facilitar el lavado de dinero y hacer cumplir las sanciones contra Rusia por su reciente invasión a Ucrania.

Japón se caracterizó por ser uno de los primeros países en empezar a regular el uso de criptomonedas, y siempre se encontró a la vanguardia en el tema. La iniciativa y el foco sobre las monedas estables en este país viene desde el año pasado, tal como cubrió The Verge. El comienzo del interés en el tema se origina a partir de la multa de 41 millones de dólares que se fijó contra la compañía Tether (responsable de la moneda estable más adoptada del mundo) por falta de claridad respecto a sus reservas. Esto, junto con el plan de lanzar una moneda estable (CDBC) propia este año, hacen estratégico para Japón regular claramente el uso de las monedas estables y otros criptoactivos.

 

Chile

Si bien una CDBC propia está lejos de las posibilidades inmediatas por la inversión tecnológica requerida, de acuerdo a FinTechChile, el concepto se empieza a expandir y analizar en diversos ámbitos. El Banco Central de Chile advierte como amenaza el cambio en los hábitos de pago y que los billetes se van a hacer cada vez menos populares.

Esta realidad hace que se torne cada vez más probable que el país empiece a emitir parte de sus pesos en forma digital, con el respaldo habitual de su Banco Central, para no “perder mercado” contra monedas estables en cuanto a su uso como medio de pago. La principal preocupación es que, una vez que los usuarios tienen experiencias positivas transaccionando en forma ágil desde cualquier dispositivo con internet, son muy pocos los que vuelven a utilizar las monedas tradicionales.

En la misma línea, el medio citado previamente cubrió el Informe del Banco Central sobre el tema; siendo un textual corto, sugerimos su lectura directa en el link. Si bien todavía hay dudas sobre el financiamiento del programa, la seguridad y la posibilidad de que existan estafas, Chile podría convertirse en el primer país de la región en lanzar una CDBC.

 

Argentina

Con una realidad completamente distinta a los países previamente mencionados, los argentinos (dentro del Top10 de adopción cripto), buscan constantemente (incluso con más interés que otros) la posibilidad de operar con activos equivalentes a monedas duras. Tal es el interés de los argentinos en dolarizarse, que los principales diarios, como en este caso La Nación, empiezan a cubrir los procedimientos para abrir cuentas en el extranjero y en moneda dura.

Esto tiene que ver, entre otros varios factores, con las restricciones que siguen existiendo en el país para acceder al mercado libre de cambios. La falta de reservas para hacer frente a la demanda de los tenedores de pesos por activos digitales, fue uno de los motivos de la prohibición a bancos para ofrecer criptomonedas.

Si bien al día de hoy no existen iniciativas particularmente orientadas a la regulación de las monedas estables y los proyectos de ley para la regulación de todos los criptoactivos parecen perder vigor, no se descarta que con las pérdidas generadas por UST sea un debate que se vuelva a dar. Especialmente el de considerar a todos los activos digitales como “lo mismo” o hacer un régimen separado para cada tipo de activo (en donde, por ejemplo, no sea lo mismo uno con valor variable a un sintético con paridad fija o una moneda estable privada que una representación digital de una divisa extranjera).

Dentro de la Argentina, está ciertamente mal vista la posibilidad de emitir una CDBC por dos motivos fundamentales. En primer lugar, la gran emisión que se sufre y acelera los índices de inflación, especialmente desde la pandemia, pero como un problema crónico de la economía del país. Por otro, parte de la salida de una de las peores crisis económicas de la historia implicó la emisión de pseudo-monedas por parte de cada estado provincial y el nacional.

Con estos antecedentes, solo la noticia de la habilitación de una moneda digital respaldada por el Banco Central, podría significar corridas cambiarias muy importantes. De alguna forma, los costos y restricciones que existen con la emisión monetaria física, funcionan como un freno ante la misma. Poder emitir “con un par de clics” una cantidad casi ilimitada de pesos bajo el control de quienes aún lidian con problemas inflacionarios sin resolver, podría reducir drásticamente la confianza en la moneda local.

Respecto a las monedas estables, mientras no se resuelva la parte regulatoria general de los criptoactivos con las definiciones legales correspondientes, es poco probable que veamos normas específicas al respecto.

 

Otros países

En el resto del mundo encontramos en líneas generales preocupación por la estabilidad de las monedas estables y muchos en la carrera por ser de los primeros con una CDBC disponible y funcional, y así evitar parte de la migración de fondos a activos con el mismo caso de uso pero que no controlan. Ese hito de la primera CDBC es de Nigeria con la Naira digital, pero nos encontramos con distintos grados de avance, además de los mencionados, al Yuan, Euro y Dólar Estadounidense, entre los más fuertes.

 

Conclusión

El avance de las CDBCs hace que cada vez se quiera delimitar más las diferencias y similitudes con las monedas estables. En tal sentido, los Estados siempre preferirán instrumentos que controlen a los que le son ajenos (por cuestiones de soberanía y por seguridad de quienes utilicen esos instrumentos).

Que las monedas estables empiecen a estar bajo el control de Bancos Centrales (así como las empresas que las operan), genera algunas incompatibilidades con el principio de las mismas. Su objetivo original fue ser derivados económicos con valor cierto ajenos al control estatal para operaciones ágiles; gran parte de este objetivo se vería comprometido, pese a que le podría dar más estabilidad a todo el sistema.

Conforme venimos desarrollando, una rápida disponibilidad de CDBCs interoperables haría a las monedas estables y en general a los criptoactivos mucho menos atractivos, reduciendo su acelerada adopción. Veremos próximamente si la estrategia de cada estado pasa por una prohibición de las monedas estables, “competirles” con CDBCs y / o regularlas bajo la órbita de agencias gubernamentales.

Diego J. Nunes
Socio
Estudio Nunes & Asoc.